domingo, 4 de julio de 2010

El museo de la memoria

El museo de la memoria consiste en recordar todo aquello que sucedió en nuestra historia, nuestro Perú necesita un Museo de la Memoria, no sólo del conflicto de baja intensidad, que aun no termina, entre las FFAA unidas con la ciudadanía y los grupos subversivos o sus remanentes y sus activos brazos legales. Esa es una parte de nuestro pasado y de nuestro presente, el Museo de la Memoria nos debe recordar todas las guerras que formaron lo que ahora somos una nación en ciernes. Desde la mítica epopeya de Manco Cpac, la expansión del Imperio de los Incas con Pachacutec, la conquista con la invasión española y el exterminio de los indígenas , en uno de los mayores genocidios jamás reconocidos, que destruyo vidas, extirpo lo que ellos llamaban idolatrías y arraso con el idioma universal de la época el runasimi. Conquista que fue posible gracias a la colaboración de algunas etnias locales, de los muchos reinos del Perú. Las guerras de la Independencia, la guerra con España, la separación del Ecuador y de Bolivia. La Guerra del Pacifico, la guerra con Colombia, las Guerras con Ecuador y el surgimiento de grupos armados subversivos en el 60 y los grupos criminales de los 80, Sendero Luminoso y el Movimiento revolucionario Tupac Amaru.
Si necesitamos recordar para nunca olvidar, como fue que las ideas de unos hombres llevo al país al borde de la barbarie, y no debemos olvidar quien llevo adelante la estrategia para derrotar la fuerza principal de Sendero Luminoso y su cúpula, así como extinguir al MRTA.
El Museo de la Memoria ayudará a que los peruanos no olvidemos a las víctimas de la violencia: civiles y uniformados. Homenaje permanente concretado en un proyecto que integra en un espacio a la exposición fotográfica "Yuyanapaq”, a un centro de información y diálogo y al monumento ‘El Ojo que Llora’.
La historia nuestra es la de un país de amnésicos. Una nación en la que los mejores ciudadanos nunca fueron gobernantes. En la que dictadores que llegaron al poder con las manos manchadas de sangre, después, para darse un aire democrático, se hacían elegir en comicios amañados. José de la Riva Agüero recordaba en 1912 que el desastre peruano en la guerra con Chile fue consecuencia del comportamiento de las clases sociales que dominaron al país “incapaces de apreciar la majestad de la idea de patria”.

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